Italia se convertirá en el centro europeo de la elegancia, con las nuevas propuestas de moda, belleza y estética.
En el S.XVI, los monjes de Santa María Novella, crean el primer laboratorio de productos de cosmética y medicinales.
Desde los S.XVII y S.XVIII las mujeres parisinas tendrán la fiebre del colorete, y también introduciendo en esos siglos EL PERFUME, aunque la higiene personal empezó a retomar importancia, los perfumes se utilizaban para disimular los malos olores.
En el S.XIX, surge el primer intento de eliminar las arrugas (llamado: esmaltado de la cara), consistía en la lavar primero la cara con un líquido alcalino, después se extendía una pasta para rellenar las arrugas y encima se colocaba una capa de esmalte (hecha con arsénico y plomo) durando así un año. Si la máscara era muy gruesa se agrietaba al menor movimiento y además de ser insano era incomodo de llevar.
A mediados del S.XIX, aparece el maquillaje moderno; el pinta labios rojo (concretamente 1880, consistía en una pomada de mantequilla de fresca, cera de abeja, raíces de un colorante natural y racimos de uvas negras sin pulpa que coloreaba sin efectos secundarios).
Se exageró la palidez del rostro, al punto que las mujeres ingerían sustancias tóxicas con el plomo y arsénico, que podían causar la muerte.
El maquillaje del S.XX ha estado marcado por la consolidación de la industria cosmética y por otros fenómenos sociales, como el auge de los medios de comunicación, el cine y la publicidad que instauraron distintos modelos de belleza de acuerdo con cada época.
A partir de los años 80 comienza la obsesión por tener la piel bronceada.
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